Octosílabos de oro
Vocifero sin decoro
que esto es lo que más valoro.
De perpetuo me enamoro
del que es mi único tesoro.
Ya que sin ningún desdoro
diariamente lo devoro.
Y como ídolo lo adoro
más que lo haga cualquier moro.
Tan grandioso es mi indecoro
que lo repito como loro.
Con agrado rememoro
pese a no asistirme un coro.
Con él agrando el aforo
del palacio donde moro.
Y mis mantos elaboro
y mi capa redecoro.
Mis tristes jardines doro;
con pintura los mejoro.
Es el bien que más añoro
y nerviosamente imploro.
Sin su real presencia lloro
a través de todo poro.
Sin él, de mi sueño afloro
colérico como un toro.
Prontamente desmejoro
y en unos días empeoro.
Si en su aprehensión me demoro
enseguida me acaloro.
Y con fiereza me atoro
si al acto no lo desfloro.
Su gran coste no deploro
y por ello lo atesoro.
Y digo por todo el foro:
sólo vivo para el... oro.